Muerte

El año pasado, acompañé a mi novio de ese momento (que también se llamaba Martín, por esas casualidades de la vida) a una conmemoración en un templo, porque hacía justo un año que había fallecido su abuelo. Me pareció una linda manera de hacerlo: se juntó toda la flía, y hablaban de él y lo recordaban juntos. A pesar de eso, yo seguía con una actitud media escéptica ante la muerte, en el sentido de que "cuando se muere alguien, ya está, se murió". Y listo. No había por qué ponerse mal. Y menos entendía cómo, un año después de la muerte, Martín estaba tan mal.

Al día siguiente, fui a Palermo con él y 2 amigos, y recibo el llamado de mi mamá (al celular de Ro), con la noticia de que esa mañana había fallecido mi abuelo.

Eso fue hace, justo, un año. Y no pasa un día que lo recuerde y me salga al menos una lágrima.
(No dejen que las ideas superen los sentimientos, supongo)